Con la aparición de los movimientos ambientalistas y la fuerza que ha tomado su discurso en las agendas políticas de todo el mundo, en especial con la amenaza del cambio climático, es cada vez más común la idea de pueblos que vivían en armonía con el medio ambiente, que sus culturas tradicionales y sus sabiduría ancestral estaban más adaptadas y no ofrecían un riesgo a la ecología en que vivían.
Una gran referencia al respecto es la carta del jefe Seattle al presidente de Estados Unidos de la época, advirtiéndole del daño a la naturaleza tiene sus consecuencias, con frases como "cuando se haya sacado el último pez y cortado el último árbol, sabrás que el dinero no se come". Muy conmovedor pero tristemente falso. Y no sólo por la autoría de la carta sino también por donde pudieron aprender esa lección.
Impacto humano en el medio ambiente antiguo.
El ser humano se ha esparcido por el mundo y ha sido relativamente exitoso en cada medio ambiente que ha colonizado. Desde desiertos, selvas, montañas, mares y hasta el frío polar. Pero en cada uno ha tenido un impacto.
Las lejanas islas de Nueva Zelanda resultan un lugar ideal para verificar aquello. Por su particular aislamiento, estas islas han sido uno de los últimos lugares que el ser humano ha colonizado. Los primeros hombres en llegar a sus costas fueron navegantes polinesios al rededor del año 1000. Si, hace sólo mil años atrás. Lo que para los arqueólogos es lo mismo que hubiese sido ayer.
Esa colonización dio origen a la cultura Maorí (reconocida en la cultura global por el haka, danza guerrera que hoy hacen los All Blacks, el equipo nacional de Rugby de NZ). Los maorí son un pueblo con una economía de subsistencia que practicaba la caza y la recoleción, así como también la horticultura, sus creencias eran animistas (dotaban de espíritus a la naturaleza) de ahí que se les asocie creencias ambientalistas.
Pese a ser unas islas alejadas en el océano, los maorís de NZ distan mucho de ser la encarnación de la sociedad en perfecto equilibrio social y ambiental como utopía. Tal como ocurrió en el resto del mundo, donde las poblaciones de cazadores recolectores diezmaron a la gran fauna ( la teoría del forrajeo óptimo reconoce que estas presas son las más eficientes de cazar- Más calorías y menos esfuerzo/hora), los maorí cazaron hasta la extinción a varias especies.
Mapa que revela la cantidad de bosque nativo en el 1000 (cuando llegaron los maorí) en 1840 (cuando llegan los europeos) y la actualidad. |
En NZ los maorí extinguieron por acción directa (caza o destrucción de hábitat) o indirecta (la introducción de otras especies como ratas y perros) 40 especies de aves, una de muciélago, 3 o 5 de ranas y varias de lagartos. Entre estos animales destacan los Moa, gran fauna, eran un ave no voladora de mayor tamaño que un avestruz (de hasta tres metros de altura) y al águila colosal, un ave tan grande que solía cazar moas.
No son las únicas islas donde aquello ha ocurrido. En Madagascar se extinguió la tortuga de tierra gigante, el pájaro elefante, el lemur gigante y el hipopótamo pigmeo, entre otros; en Gran Bretaña, renos, elefantes, leones, castores y bisontes; en Hawai gansos gigantes; en Chipre, elefantes y ciervos; en el caribe, búhos colosales y roedores gigantes. En Isla de pascua se despoblaron todos árboles y cazaron todos los animales, el impacto ecológico fue tal que el conflicto derivó en guerra y canibalismo.
El canibalismo y la guerra
El mayor ejemplo de devastación ecológica que termina en devastación social los han dado las grandes civilizaciones de mesoamerica. La época clásica Maya y la Olmeca llegan a su colpaso principalmente por razones ecológicas. Pero la visión más cruel la entregan los Aztecas. Normalmente asociados a civilizaciones de alto desarrollo tecnológico (irrigación, astronomía, matemáticas) con un imperio organizado.
El canibalismo es una práctica documentada en distintas partes del mundo, pero suelen tener en común un factor ritual-religioso. Muchas veces el consumido es un pariente y tras un ritual funerario es comido para conservar su fuerza vital entre sus deudos. En otras es un prisionero de guerra que es ofrecido a los dioses antes de su consumo. Esto último es el caso de los aztecas, que practicaban guerras con el fin de conseguir prisioneros para sacrificar y honrar a sus dioses sobre todo en los malos tiempos.
Sin embargo, el canibalismo que es usualmente practicado como algo ocasional, en el imperio azteca era de todos los días. Tal como lo describe Marvin Harris, se trataba de cientos de miles de sacrificios documentados en la cantidad de cráneos humanos hallados en Tenochtitlán, la capital Azteca. Harris se pregunta que motiva tal carnicería, tantos sacrificios humanos. Por un lado existe una predación ecológica especialmente fuerte en la zona mesoamericana lo que se traduce a problemas con las cosechas. El sacrificio era una forma de implorar a los dioses por mejores cosechas. Pero también agrega una explicación más práctica.
Basado en el estudio de Harner, Harris explica que en mesoamerica se carecían de especies domesticables que aportaran proteínas a la dieta. Los productos de la caza y los pavos eran de exclusividad de la elite, así que los sacrificios servían para distribuir organizadamente proteínas a la población y evitar el colapso político y social.
El canibalismo suele ser una buena parte del mito del salvaje agresivo, que dominaba otras épocas, normalmente relacionado a la guerra, el hambre y el vacío moral (aunque también falso). Sin embargo, vemos como también se ha practicado en altas civilizaciones producto del propio impacto humano en los ecosistemas, en especial en sociedades numerosas.
La tribu y el infanticidio
Una forma de resistir tal presión por alimentos se trata de la estrategia usada por cazadores-recolectores de mantener la población por debajo de la capacidad de captar alimentos. De esta manera pueden mantener un "equilibrio ecológico". Entre los bosquimanos, Richard Lee ha documentado las estrategias de este grupo, a las que se le suman otros efectos. Para mantener sus números bajos se recurre a:
- Amamantamiento prolongado, lo que prolonga la secreción de prolactina lo que retarda la ovulación (desde 18 meses hasta 48).
- Aborto medios químicos o mecánicos (incluye beber brebajes tóxicos o apalamiento del vientre)
- Mal nutrición de la madre (la falta de grasas retarda la menarquia y disminuye la fertilidad)
- Incremento del esfuerzo físico (secreción de prolactina)
- Control coital
- Infanticidio.
El infanticidio recorre una amplia gama que va
desde el asesinato directo hasta la mera negligencia. El niño puede ser
estrangulado, ahogado, golpeado contra una roca o abandonado a la intemperie.
Más comúnmente, el niño muere por negligencia de la madre. Mantener el equilibrio demográfico, tiene un alto coste.
Todos estos casos no llevan a pensar no sólo en el mito de una situación idealizada entre tribus que conviven con la naturaleza, sino que con independencia a lo que hagamos, ya sea en pequeños grupos o civilizaciones agrícolas o industriales, todos tenemos impacto y debemos vivir con ello. A las culturas ancestrales debemos valorarlas por lo que son, no por ideales etnocéntricos que insertamos en ellas y sobre todo aprender de las lecciones que nos comparten.
Fuentes:
http://envirohistorynz.com/2009/12/15/impacts-of-the-maori-on-the-environment/
http://frentepopulardejudea-nenya.blogspot.com/2011/11/haciendo-el-indio-la-falsa-carta-del.html
Cohen M.K. 1994. Demographics and human expansion.
Harris M. 1986 Canibales y Reyes.
sin duda ciertos aspectos son de la naturaleza humana, no tienen que ver con pueblos originarios etc, a veces se idealizan a pueblos originarios innecesariamente...no estoy a favor de las conquistas ni colonias etc, pero tampoco creo que ahora todos crean que todos los pueblos originarios fueron perfectos seres espirituales y en equilibrio con el medio. Informacion muy precisa y critica! Felicitaciones!
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