Para resolver conflictos los seres humanos
utilizan varios medios. Pero uno especialmente polémico, antiguo y drástico: la
pena de muerte. Si bien los crímenes son una situación universal, los castigos,
así como la ley o la norma social varía de cultura a cultura.
En grupos pequeños basta la sanción y presión
social para resolver conflictos, mientras la violencia es más comúnmente usada para resolver conflictos entre grupos que al
interior de los mismos. Normalmente los conflictos entre grupos se resuelven
con los litigios de sangre, donde las ofensas son de orden colectivo
antes que individual y se trata de vengar una muerte por muerte, lo que genera
una escalada de violencia (piensen en Romeo y Julieta). Pero en sociedades numerosas con organización
formalizada, como un Estado, los conflictos entre individuos son más comunes,
de ahí que se instauren códigos formales dirimidos por autoridades, aunque no
es siempre el caso. Ante estas situaciones la pena más común es la de muerte.
En gran parte, cuando no existe mucha especialización, la posibilidad de organizar prisiones no es una opción real. El código de Hammurabi (el famosos "ojo por ojo") promovía esta pena, cuya máxima expresión se conoció en Atenas con el código draconiano, en el cual era el único castigo para cualquier crimen, por más pequeño que fuese. Otras veces conductas sociales criminalizadas como el adulterio eran objeto de pena de muerte colectiva, como el apedreamiento. Pero en la medida que las posibilidades sociales, como la especialización, se han acentuando, se restringe cada vez más el uso de la pena de muerte. Sin embargo, es aun una práctica usada en varias partes del mundo.
En gran parte, cuando no existe mucha especialización, la posibilidad de organizar prisiones no es una opción real. El código de Hammurabi (el famosos "ojo por ojo") promovía esta pena, cuya máxima expresión se conoció en Atenas con el código draconiano, en el cual era el único castigo para cualquier crimen, por más pequeño que fuese. Otras veces conductas sociales criminalizadas como el adulterio eran objeto de pena de muerte colectiva, como el apedreamiento. Pero en la medida que las posibilidades sociales, como la especialización, se han acentuando, se restringe cada vez más el uso de la pena de muerte. Sin embargo, es aun una práctica usada en varias partes del mundo.
Mapa de la pena de muerte: en rojo países con pena de
muerte; naranja, con pero no se ha usado; verde, abolida con excepciones
(como en caso de guerra); azul, completamente abolida.
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Respuesta social y polémica
En la medida que estos sistemas se racionalizan y
se vuelven más específicos el uso de las penas se vuelve más diverso y permite la especificidad
de las condenas (atenuantes y agravantes). Ello, sumado a la aparición del humanismo (la valorización del
ser humano), ha contribuido a disminuir cada vez más el uso de la muerte como
castigo. Sin embargo, sigue siendo un método popular y está en el centro de la
polémica si es posible abolir o no del todo esta pena.